Autores: Emanuel Pietrobon y Juan Martin G. Cabañas – 21/03/2022
Ucrania y la Tercera guerra mundial a pedazos
Por Emanuel Pietrobon y Juan Martin G.Cabañas
Ucrania es un campo de batalla y una mesa de negociaciones. Es un área de disputa del “choque de civilizaciones” vaticinado por Samuel Huntington en el cercano pero lejano 1996. Ucrania es donde termina y todo comienza. Es donde termina el Eurasianismo (el sueño de una Europa desde Lisboa hasta Vladivostok) y es donde comienza el nuevo capítulo de la perpetuum bellum entre los extremos de Occidente: America y Europa. Es un área de interés para los emergentes Polonia y Turquía. Es el pivote geoestratégico que puede hacer que los Estados Unidos envíen a Rusia al exilio asiático. Y es, sobre todo, un teatro de operaciones clave de la “tercera guerra mundial a pedazos”.
En Ucrania se está librando un nuevo capítulo de lo que el Papa Francisco ya había denominado“la Tercera guerra mundial a pedazos” en el 2014. La historia le dio la razón al actual sumo pontífice: aquellos conflictos que estallaban como la pólvora en todo el planeta eran parte de una confrontación hegemónica más amplia entre bloques. Bloques que en 2022, tras ocho años de germinación alternados con fases de latencia, iniciaron sus choques tectónicos.
Los analistas temen la “internacionalización del conflicto”, pero lo cierto es que ya es global. En cierto modo, siempre lo ha sido. Pero se convirtió en global cuando Ucrania creó una Legión Extranjera, comenzó a recibir armamento de la OTAN, y cuando Rusia reunió sus propios pelotones de leales, con sus propias deudas con Kiev.
Desde las Periferia hacia los Centros: algunos escenarios
La Tercera guerra mundial a pedazos, o “competencia entre grandes potencias”, entró en una nueva etapa en la que se observa un aumento de la presencia del conflicto “desde las Periferias hacia los Centro“.
Las periferias, es decir, los marginados, los rezagados de la globalización, los satélites, las franjas de la tierra en disputa, los estados a los márgenes de los grandes imperios, los resabios de las épocas coloniales. Son los estados periféricos los que se han visto abrumados en los últimos años por las guerras civiles, golpes y operaciones híbridas en el período anterior a la guerra en Ucrania. Recientemente Kazajstán fue el último ejemplo. Y son los estados periféricos los que experimentarán un crescendo de inestabilidad en un hipotético periodo de posguerra (o de tregua temporal).
Por ejemplo, el Atlántico es un suburbio con muchos polvorines por encender, es el escenario donde el eje Moscú-Beijing intentaría mover sus fichas con reacciones audaces, pero predecibles, al avance Occidental (el AUKUS y la OTAN) en los respectivos “barrios” de Rusia y China. La logica que mueve las “potencias revisionistas” es muy clara: si ellas no tienen derecho a tener sus propias zonas de influencia, tampoco los Estados Unidos tienen este derecho. La “Doctrina Monroe” en el siglo XXI podría ser puesta a prueba.
En pocas palabras, el Atlántico podría volverse tan geo-relevante como lo es hoy en día el Indo-Pacífico. Así lo sugieren algunos hechos ocurridos en 2021: el renovado apoyo ruso a las fuerzas políticas latinoamericanas con posturas críticas a Washington; la llegada oficial de China a Nicaragua; la ola de inestabilidad que envolvió a los dominios franceses en América Latina, y por último pero no menos importante, el llamativo respaldo chino al reclamo argentino por la soberanía de las islas Malvinas.
Un mundo diferente
La “guerra económica total” contra Rusia es el símbolo de la nueva globalización que se está gestando: “una globalización en compartimentos”, de varios carriles, y a varias velocidades, de compartimientos micro y macro regionales. Un proceso impulsado por la administración Trump y que la pandemia del Covid-19 y la reciente guerra en Ucrania no han hecho más que acelerar.
En el nuevo modelo de globalización que está surgiendo se articulan procesos regionales integradores como la UE y la UEE pero que a la vez se van desacoplando (en una especie de competencia entre proyectos continentales). Una globalización y regionalización con una desdolarización más progresiva. Europa y Asia podrían ser dos compartimentos cada vez más separados. En esta hipotética “Globalización de Compartimentos”, luego de los sucesos en Ucrania existe la posibilidad de que Rusia, de facto, forme parte del bloque asiático. Tal vez el sueño del Eurasianismo, el sueño de una Europa extendida de Lisboa a Vladivostok, murió el 24 de febrero del 22, o al menos no será posible resucitarlo por un buen tiempo.
Así como la globalización está cambiando, también cambian la conformación de bloques, polos y alianzas. Existe el riesgo de que tal vez, los tiempos de moderación y neutralidad pasiva se estén terminando. Incluso Suiza, ausente de las dos guerras mundiales, ha roto una tradición centenaria.
Vivimos en tiempos agitados, de realineamientos geopolíticos por medio de la elección de bandos, seguro las grandes potencias pedirán pruebas de lealtad a los países periféricos. Algunos responderán de forma firme, mientras que otros “cambiarán de camiseta” de forma sorpresiva. Solo hace unos días la administración Biden comenzó un proceso de acercamiento con la vilipendiada Venezuela de Maduro. Mañana puede ser otro “rival” el que se intente seducir. Mañana todo puede ser: los Centros son pocos, las Periferias son muchas.